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Ubicado en el barrio Petrópolis de Porto Alegre, los 325 metros cuadrados del apartamento Palmeira se distribuyen en dos niveles y un entrepiso intermedio. El estudio ULTRA Arquitetura fue el encargado de intervenir en ambas plantas, con una ejecución por fases que permitió transformar este dúplex en una casa contemporánea sin perder el carácter residencial y cálido que los propietarios deseaban recuperar. El objetivo era rescatar la sensación de hogar manteniendo la autenticidad de la casa original, con una mirada renovada.
El proyecto se articula en torno a tres elementos clave: los diferentes niveles de altura, el techo alto e inclinado y una generosa área exterior. Estos rasgos estructurales se convirtieron en las principales herramientas del diseño. La circulación fluye de manera natural entre las distintas cotas, ayudada por una distribución que permite que cada espacio tenga su propia identidad sin perder cohesión con el conjunto. La secuencia espacial genera rincones diferenciados que aportan dinamismo, sin caer en compartimentaciones rígidas.
Uno de los puntos más destacados es el tratamiento de la cocina y el comedor. La carpintería, diseñada en un tono verde suave, se prolonga de un ambiente a otro, sirviendo de hilo conductor entre los usos. El mobiliario a medida refuerza esta continuidad, con un trabajo de integración que aprovecha las alturas inclinadas y las superficies disponibles. Las antiguas aberturas sobre la encimera se sustituyeron por una estructura metálica que, además de generar una nueva conexión visual y física entre cocina, parrilla y terraza, ofrece una encimera de apoyo hacia el patio exterior. Este gesto, sencillo y eficaz, resuelve con elegancia la relación entre interior y exterior.
La terraza de la casa, uno de los grandes activos del apartamento, incorpora una piscina elevada y zonas de estar rodeadas de jardineras y vegetación. Para resolver el desnivel entre la zona de agua y el resto del espacio, se diseñó un juego de volúmenes revestidos con distintos materiales que dialogan entre sí sin competir. El pavimento de cerámica roja unifica las áreas exteriores, extendiéndose hacia la zona cubierta y generando una transición cálida que refuerza la sensación de amplitud. Las vistas abiertas sobre la ciudad completan el paisaje doméstico, potenciando el aire relajado y urbano que define el proyecto.
En el entrepiso, convertido en una sala de televisión y lectura, destaca el uso del blanco en techos inclinados y vigas vistas, que amplifica la luz natural y aporta ligereza visual. El mobiliario combina piezas existentes del cliente con elementos nuevos seleccionados por el estudio, como una estantería blanca que organiza el espacio y un sofá azul de líneas limpias. La elección de materiales, madera, tejidos naturales, cerámica, piedra, refuerza la sensación de calidez sin renunciar a la sobriedad.
“Queríamos preservar la esencia del apartamento original, pero adaptarlo a una nueva forma de habitar, más abierta y conectada con el exterior”, explican desde el estudio. Esa voluntad se traduce también en los detalles: la iluminación empotrada de la casa resalta las geometrías del techo; las ventanas de madera refuerzan el vínculo con el entorno urbano, y las alfombras, textiles y piezas decorativas aportan textura y color sin estridencias. El comedor, coronado por tres lámparas colgantes de formas cónicas, cuenta con una mesa de piedra verde con base escultórica en madera, acompañada de sillas de rejilla natural. Este ambiente, en continuidad con el salón, funciona como núcleo social de la casa. Gracias a los ventanales correderos, se abre completamente hacia la terraza, borrando los límites entre interior y exterior y consolidando una de las principales intenciones del proyecto: la integración.