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La reforma integral de esta casa unifamiliar de 410 m² en Aravaca transforma su imagen y redefine su modo de relación con el entorno. El proyecto, firmado por la empresa Ubicca, parte de una premisa clara: reorganizar la distribución para ganar amplitud, renovar los acabados con una estética contemporánea y aprovechar al máximo la luz natural. Todo ello sin alterar el volumen original, pero sí modificando su manera de vivirla.
El punto de partida fue una vivienda con carencias funcionales, especialmente en términos de aislamiento y conexión con el jardín. En lugar de imponer un lenguaje nuevo, el equipo optó por intervenir desde lo esencial: reinterpretar la envolvente existente, trabajar sobre los puntos débiles y construir una narrativa nueva a través de los materiales, la distribución y los detalles constructivos. Uno de los grandes logros del proyecto fue precisamente lograr esa coherencia entre continente y contenido, entre exterior e interior.
En el diseño exterior, el reto pasaba por conservar la esencia de la vivienda, mejorando su eficiencia energética y dotándola de una identidad visual más cálida y actual. Para ello se eligieron materiales como el sate —un sistema de aislamiento térmico por el exterior— y el viroc, un panel composite de cemento y madera que garantiza resistencia y durabilidad sin renunciar a una imagen contemporánea. A esta base neutra se añadieron lamas de madera tratada procedentes de la demolición de falsos techos previos. Con ese gesto se aportó un contrapunto cromático y matérico a la fachada, además de alinear el proyecto con una lógica de aprovechamiento sostenible, introduciendo fragmentos cálidos que rompen con la posible monotonía del conjunto.
Pero es en el interior donde la intervención adquiere una dimensión más profunda. La vivienda se articula ahora como un recorrido fluido donde los límites entre estancias se diluyen y la luz natural penetra sin obstáculos. Para lograrlo, Ubicca proyectó una nueva distribución que prioriza la apertura visual, eliminando compartimentaciones innecesarias y generando relaciones directas entre las diferentes zonas. Se realizaron nuevas aperturas en puntos estratégicos del perímetro, abriendo vistas al jardín y favoreciendo una transición visual entre el exterior y el interior.
La carpintería a medida juega un papel decisivo en esa transformación. No solo responde a las necesidades funcionales de los propietarios, sino que introduce una capa de diseño a escala humana, capaz de aportar carácter sin saturar: armarios que se integran con la arquitectura, bancos corridos junto a los ventanales, estanterías empotradas y soluciones de almacenamiento que desaparecen tras paneles continuos.
El uso de materiales nobles, como la madera y los revestimientos minerales, junto con una paleta cromática sobria, permite que la vivienda respire una atmósfera serena, sin renunciar a la sofisticación. La luz natural —verdadera protagonista de la reforma— se filtra a través de grandes paños de vidrio que, además de iluminar, enmarcan el paisaje exterior y lo convierten en parte del interior. Cada estancia se concibe como una pieza abierta al jardín, en un juego de transparencias, reflejos y texturas que multiplican la percepción del espacio.