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Diseñada por Leo Romano Arquitetura, esta casa unifamiliar de 467 m² se ubica en Pirenópolis, una ciudad del interior de Brasil rodeada de vegetación densa y relieve accidentado. El proyecto se levanta sobre una plataforma de hormigón que acompaña el perfil natural del terreno, evitando movimientos de tierra, e incorpora criterios de sostenibilidad pasiva como la ventilación cruzada, las pérgolas vegetales o el uso estratégico de materiales térmicos. La arquitectura, de lenguaje brutalista, emplea el hormigón visto como elemento principal y lo equilibra con acabados cálidos, mobiliario a medida y una apertura total al paisaje.
Desde su acceso, la arquitectura anuncia su voluntad de apertura: una plataforma de hormigón recibe a los visitantes como antesala de lo que está por venir. Esa losa, que también sirve de estacionamiento, parece emerger del terreno sin alterarlo, formando un plano horizontal que abraza el jardín y deja que el paisajismo —firmado también por el estudio— tome el protagonismo. Una sucesión de macetas de barro, especies autóctonas y sombras proyectadas convierte el recorrido hacia la casa en un paseo pausado y contemplativo. Esta estrategia se ve reforzada por la delicada intervención en el terreno, donde se ha evitado cualquier alteración topográfica innecesaria para preservar la autenticidad del lugar.
El edificio se desarrolla en dos niveles. En planta baja, la organización se caracteriza por su fluidez y apertura. Los espacios sociales —salón, comedor y cocina— comparten una atmósfera continua, donde los cerramientos desaparecen y los límites entre interior y exterior se difuminan. La estructura de hormigón visto se muestra sin adornos, pero su frialdad se matiza mediante la inclusión de carpinterías cálidas, revestimientos de madera natural y mobiliario ad hoc. No hay dramatismo en el diseño, pero sí una atención milimétrica a las proporciones, al ritmo de los elementos constructivos y a la calidad de la luz natural.
El mobiliario, diseñado en clave contemporánea pero con guiños a la tradición artesanal brasileña, se ha concebido "a escala humana", como explica el propio Leo Romano. Las piezas, muchas de ellas diseñadas expresamente para el proyecto, responden a una idea de confort relajado, de lujo sin ostentación. Las mesas de centro redondas, las butacas tapizadas, las sillas de fibras vegetales y los colores terrosos evocan una estética tropical serena, en perfecta sintonía con la vegetación que penetra hasta el interior. En esta planta también se ubica un espacio intermedio que articula la circulación vertical y permite una conexión visual con la terraza superior.
Subiendo por una escalera de peldaños volados, el recorrido se eleva hasta un segundo nivel que alberga la zona privada. Aquí se encuentra la suite principal, resuelta con una distribución fluida en la que vestidor y baño se separan mediante un panel de muxarabi natural —un sistema de celosía tradicional reinterpretado— que filtra la luz y genera una atmósfera cálida e íntima. Las carpinterías de vidrio, de suelo a techo, aportan ligereza al volumen superior, casi como si flotara sobre el paisaje.
Uno de los espacios más singulares del proyecto es la terraza, concebida como mirador y orquideario. Bajo una pérgola de hormigón crudo cuelgan decenas de macetas de barro con plantas tropicales, creando una cubierta viva que proyecta sombras móviles y establece un diálogo poético con el cielo. En este espacio se ubica también una barra al aire libre, pensada para recibir visitas y disfrutar del horizonte sin interrupciones visuales. La elección del mobiliario —sillas y butacas en colores vivos— contrasta con la sobriedad de la estructura y aporta un punto lúdico y desenfadado.
Pero la conexión con el entorno no se limita a los gestos formales. La casa ha sido diseñada con criterios de sostenibilidad pasiva: la orientación, las aberturas cruzadas, el uso de materiales térmicos y la ventilación natural reducen la necesidad de climatización artificial, garantizando un confort térmico estable a lo largo del año. Además, el paisajismo refuerza esta estrategia con una selección de especies resistentes al clima, que requieren poco mantenimiento y agua.