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En el corazón rural de Mallorca, Ángel Martin Studio ha transformado una casa de campo tradicional en “un refugio sereno donde el lujo atemporal y la esencia rústica conviven en perfecto equilibrio”. La reforma, respetuosa con la arquitectura original, ha reubicado la vivienda en el presente a través de una cuidadosa selección de materiales nobles, como piedra natural, mármol y madera de roble, que conectan de forma orgánica el interior con el paisaje mediterráneo. El proyecto conserva la estructura existente pero también actualiza sus espacios desde una óptica contemporánea, siempre fiel al carácter de la isla, con elementos como las ventanas de madera, los muros de piedra natural o los techos con vigas vistas. Por otro lado, las formas limpias, la paleta de colores neutros y el mobiliario a medida introducen una sensación de modernidad discreta y refinada.
La intervención se ha centrado en crear una vivienda acogedora para disfrutar en familia, donde la zona de día, amplia y luminosa, se convierte en el auténtico corazón del hogar. La cocina y el comedor se integran en un mismo espacio diáfano, abierto al paisaje gracias a los grandes ventanales de suelo a techo vestidos con ligeras cortinas de lino. Las paredes revocadas con mortero de cal y los techos blancos realzan la luz natural, generando un ambiente de calma. En el comedor, uno de los grandes protagonistas es un banco curvado de roble, diseñado a medida por Ángel Martin Studio, que abraza una mesa redonda blanca revestida de mortex. Completan el conjunto las sillas de Carl Hansen, con estructura de roble y asiento de cordón, y una lámpara suspendida de vidrio de Santa & Cole que, con su ligereza, refuerza la sensación de amplitud y pureza del espacio.
La cocina abierta mantiene la misma coherencia estética. La isla de mármol, realizada por un artesano local, actúa como pieza central y combina funciones de preparación, almacenaje y desayunos informales. Su robustez se equilibra con la ligereza del mobiliario inferior, dejando las paredes superiores despejadas para potenciar la amplitud visual. Los taburetes de madera acompañan a la isla, reforzando la continuidad material entre cocina y comedor.
El salón, situado en un espacio independiente pero conectado visualmente con el resto de la planta, se concibe como un refugio atemporal. La arquitectura interior mantiene elementos originales como las vigas de madera y un gran arco de piedra natural, enmarcando las vistas panorámicas del entorno. El mobiliario, casi en su totalidad diseñado a medida, incluye un gran sofá modular de lino dispuesto en L, una alfombra artesanal de yute y una mesa de centro orgánica en madera de roble natural, diseñada también por el estudio.
El almacenamiento se resuelve de manera discreta junto a la chimenea, mediante una consola de formas curvas en roble natural, que añade dinamismo sin romper la serenidad del conjunto. La iluminación juega aquí un papel fundamental: una lámpara de pie de latón envejecido y piedra de Contain introduce un matiz sofisticado, mientras que una lámpara de mesa realizada en teca reciclada con cordón, de Dareels, aporta un guiño sostenible y artesanal.
En toda la vivienda, las texturas naturales son protagonistas silenciosos que refuerzan el concepto de hogar cálido y esencial. Las cortinas de lino, los tejidos de fibras naturales y los acabados artesanales se combinan en una puesta en escena donde cada material respira y dialoga con el entorno. No hay estridencias ni concesiones superfluas, solo una búsqueda constante de autenticidad y equilibrio.