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El punto de partida fue un lienzo completamente en blanco. Nada del estado original se conservó: todo fue repensado desde cero por Miclo Studio con un objetivo muy claro por parte de los propietarios, una familia joven: vivir mejor. “La casa fue reinventada desde sus cimientos estéticos y funcionales con un único propósito en mente: reconectar. No solo entre los habitantes, sino también con el espacio, la luz y el tiempo. Queríamos crear algo que invitara a pausar, observar y sentir, más allá de la función o la estética”, explica el estudio de arquitectura Miclo Studio.
Y para vivir en el sentido más esencial de la palabra, los espacios acompañan el ritmo de la vida y no al revés. Por eso, la casa se divide en dos alas bien diferenciadas. A la izquierda, un espacio de día pensado para compartir: cocina, salón, comedor y despacho se suceden de manera fluida en un mismo ambiente. La cocina, con una gran isla de porcelánico color piedra azul, es la pieza escultórica que marca el centro de gravedad de la casa. A la derecha, la zona privada respira calma. Las habitaciones de las niñas se han diseñado como pequeños mundos conectados entre sí por un baño-pasillo que, además de funcional, aporta un carácter lúdico y flexible. La suite principal es un refugio contemporáneo, con vestidor, dormitorio y baño propio en cemento pulido rosa, un gesto delicado y sofisticado que evita lo obvio y aporta carácter.
El estilo general se mueve en un minimalismo cálido, de líneas puras, donde cada material tiene sentido y cada textura se escoge con intención. El microcemento beige del suelo es clave en la estrategia espacial: amplifica la luz natural y genera continuidad en un piso que no es completamente exterior. Los tonos empolvados, los beiges, los rosas suaves y los azules piedra componen una paleta cromática serena, pensada para acompañar y no saturar.
La obra no ha estado exenta de retos. Mover las zonas de agua, baños y cocina, a ubicaciones opuestas a las originales supuso un esfuerzo técnico notable. Pero el resultado tiene la naturalidad de lo que está bien pensado. La luz fluye, los espacios se suceden sin rigideces, y el mobiliario, de líneas limpias y piezas funcionales, contribuye a reforzar esa sensación de hogar tranquilo y vivido. La decoración es contenida, pero no fría. Hay alfombras, madera, textiles suaves y una iluminación que combina luz indirecta y puntos focales para acompañar los distintos momentos del día.
Además, el proyecto plantea soluciones prácticas que enriquecen el día a día: armarios empotrados invisibles, zonas de almacenamiento perfectamente integradas y una distribución pensada para acompañar la rutina familiar con comodidad y estética.