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Convertir un apartamento en un espacio habitable pero con alma de galería de arte ha sido el punto de partida de este proyecto firmado DUNA Interiors. Situado en Kazajistán, la casa refleja desde el primer momento una intención clara: crear un entorno donde luz, naturaleza y piezas artesanales dialoguen y construyan un espacio único, alejado de lo convencional. “Este apartamento es un lugar cuidadosamente curado, donde la luz, la naturaleza y el arte se entrelazan de manera armoniosa”, resume la interiorista.
El recorrido por la casa comienza con un gesto rotundo: una pared revestida con elementos decorativos de madera realizados por el artesano local Alexey Bykov. Sobre un pedestal abstracto reposa un jarrón de Zhanna Barakai, lleno de ramas recolectadas, mientras que a un lado un asyk de madera, pieza tradicional kazaja reinterpretada, aporta profundidad cultural. Todo el conjunto se completa con una pintura de Aynura Ualikhan que evoca las sombras de las ramas en un día soleado.
El proyecto se apoya en materiales nobles y en una paleta cromática neutra, con presencia de maderas, mármoles, lanas o tejidos naturales. La intención, más que decorar la casa, ha sido construir un espacio con una identidad muy marcada, pero habitable. La luz natural adquiere un papel protagonista en todo el apartamento, especialmente gracias a una de las soluciones arquitectónicas más llamativas: una partición de bloques de vidrio que separa el dormitorio del baño. Esta decisión se tomó en la primera visita a la obra, al observar cómo la luz del atardecer bañaba el espacio. “Queríamos conservar y potenciar ese juego de luz natural, así que optamos por incorporar un tabique de vidrio texturizado que refracta la luz y proyecta patrones sobre las paredes”, explican desde el estudio. La estructura, de más de una tonelada de peso, supone además un pequeño alarde técnico dentro de un proyecto de vocación artesanal.
El dormitorio mantiene esa misma coherencia estética, con mobiliario a medida y una cuidada selección de piezas de firmas europeas. Las lámparas, de La Redoute; las mesitas de noche, de Zara Home; y la cómoda, de Life Deco, se combinan con una cama diseñada ex profeso para el espacio. Sobre ella, un print de The Poster Club refuerza la atmósfera tranquila y contemporánea del conjunto.
En el baño, el diseño gira en torno a un mueble de lavabo de madera de olmo, fabricado a medida en el taller Woodspirit, sobre el que se sitúa un lavabo de cemento de Terrazzo Expert. La lámpara de fibras naturales de Ferm Living aporta un contrapunto cálido y orgánico al espacio, en diálogo con los revestimientos y texturas naturales.
En las zonas comunes, la vivienda refuerza su carácter expositivo. La iluminación se ha diseñado para resaltar las piezas de arte y artesanía, con focos empotrados en el techo que generan ambientes cálidos y envolventes. El comedor se estructura en torno a una gran mesa negra de presencia escultórica, rodeada de sillas vintage Cesca —diseñadas por Marcel Breuer— y otras piezas checas restauradas. El conjunto se completa con un print gráfico de Forn Studio, que aporta un guiño desenfadado a la composición más sobria de la estancia.