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En ocasiones, una buena reforma no busca reescribir la historia del espacio, sino escucharla atentamente y continuarla con sutileza. Es lo que hizo el estudio Supercraft, en esta casa ubicada en la primera planta de un edificio haussmanniano de París. Lejos de intervenir con estridencia, el proyecto se apoya en los gestos justos, los materiales nobles y las decisiones precisas para devolverle al interior su brillo original sin congelarlo en el tiempo. El resultado es una vivienda que fluye entre lo clásico y lo contemporáneo, sin rupturas ni concesiones.
Desde el primer instante, la puesta en escena es clara. La entrada se concibe como un umbral teatral, vestida de colores oscuros y dominada por un gran espejo que, además de amplificar el espacio, tiene una función práctica: captar la luz natural del comedor y redirigirla hacia la cocina, que originalmente carecía de ventanas. Ese juego de reflejos marca desde el inicio la inteligencia con la que ha sido abordada la distribución.
La cocina, abierta al hall, apuesta por una estética escandinava, sin muebles altos y con una isla central de roble como elemento protagonista. Diseñada por Atelier Saint Lazare y acompañada de sillas de Neva Artisans, se convierte en un punto de encuentro informal y acogedor de la casa para la vida familiar. La ausencia de módulos superiores aporta ligereza visual, mientras que la madera maciza refuerza la sensación de calidez.
El salón, de planta semiovalada, conserva las molduras originales meticulosamente restauradas. El arquitecto evitó demoliciones siempre que fue posible y, en las zonas donde fueron inevitables, buscó soluciones ingeniosas para preservar la nobleza del conjunto. Un ejemplo es el bar escondido: eliminando una antigua ventana, se habilitó una pequeña estancia camuflada tras paneles realizados con molduras digitales a medida, una mezcla sutil entre clasicismo y tecnología. En el comedor, la teatralidad alcanza su punto álgido. Este espacio se mantiene casi intacto en su decoración original, con un lenguaje que va del suelo al techo y que exigía un mobiliario a la altura. Por eso, Supercraft diseñó una mesa de comedor para diez comensales completamente a medida, acompañada por una encimera frente a la ventana que dialoga con la chimenea. La luminaria, firmada por Garnier & Linker, aporta un contrapunto discreto pero escultórico.
El dormitorio principal mantiene la coherencia de la propuesta. Para incorporar el baño sin afectar las molduras del techo, se instalaron espejos sobre los armarios del vestidor, creando una continuidad visual que disimula los límites entre funciones. Una puerta oculta da paso al baño en suite, revestido con mármol Calacatta y detalles en latón que refuerzan su carácter lujoso y atemporal. La zona infantil despliega un lenguaje más lúdico y expresivo. El amarillo protagoniza la sala de juegos y encuentra eco en las cortinas, mientras que el cuarto de baño se tiñe de un rosa suave. En el baño principal, el mármol brecha violeta se extiende en paredes y suelos, potenciando el dramatismo gracias a un sistema de espejos de altura completa que amplifica la sensación de envolvencia.
Cada estancia de la casa posee su propia identidad cromática. El salón juega con tonos profundos que contrastan con las molduras y carpinterías en blanco, mientras que el dormitorio principal se sumerge en una gama de azules sofisticados. El comedor mantiene una base neutra animada por acentos de madera, y los espacios infantiles apuestan por colores vivos que estimulan la imaginación.
Los materiales refuerzan esta diversidad sin perder coherencia. El parquet de espiga, típico de los interiores haussmannianos, ha sido restaurado con esmero y actúa como hilo conductor entre los ambientes. El mármol, la madera y el latón aparecen como constantes que aportan nobleza y refinamiento. El mobiliario combina piezas diseñadas por Supercraft, como la mesa de centro de travertino del salón, con iconos del diseño contemporáneo: sofá de HAY, butaca de boucle de Gubi, lámpara colgante de Elsa Foulon y lámpara de pie de Atelier Saint Lazare. Incluso el balcón ha sido pensado como una extensión doméstica del paisaje urbano. El diseño de Botanic'Art, con plantas que dialogan con los árboles del bulevar, construye la sensación de un jardín suspendido en la ciudad. Supercraft no ha pretendido modernizar el espacio, sino acompañarlo, de forma que el proyecto se lee como una declaración de principios: intervenir lo justo, proteger lo valioso, actualizar sin borrar.