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Pocos proyectos tienen la capacidad de mezclar pasado y presente con tanta maestría como esta reforma en pleno centro de Bilbao. Con 250 metros cuadrados llenos de posibilidades, la interiorista María Acha tomó la esencia de esta vivienda familiar y la transformó en un espacio donde la luz, la funcionalidad y el diseño cuentan una nueva historia.
Inspirada en la serenidad de la arquitectura japonesa y la calidez del estilo Mid-Century, con una paleta cromática en tonos neutros y cálidos, con acentos en terracota para aportar vitalidad y grises oscuros con matices marrones para generar profundidad, la reforma integral de esta casa es un canto a la armonía y al buen vivir.
Los propietarios, una pareja con dos hijos adolescentes, solicitaron el rediseño integral de la casa para ajustar la distribución existente a las nuevas dinámicas familiares y realizar una renovación estética en consonancia con sus gustos y necesidades actuales. Aunque la vivienda estaba bien conservada, la disposición original no había sido modificada desde su adquisición. Las principales peticiones incluían la creación de una habitación de invitados con baño privado, la incorporación de dos despachos independientes, la reorganización de los dormitorios y la optimización del área de cocina, comedor y lavadero.
El recibidor se ha rediseñado para optimizar el almacenamiento, incorporando un amplio armario gabanero diseñado a medida por María Acha, lacado color Mist, un tono blanco grisáceo con matices rojos que crea una atmósfera suave y cálida. Para esta zona, la interiorista ha escogido pocas piezas de mobiliario, pero con mucha fuerza. Destacan la consola con estructura de metal lacado y sobre de cerámica, de Rosita Design, decorada con una escultura diseñada a medida por Maite Carranza en hierro lacado en negro; en la pared que divide el salón de la zona de despachos, la obra de la artista Marina Arregi, de su colección Tierra y Mar, realizada con tierra volcánica de Olot; y, en el paso al salón, la lámpara Plusminus, un diseño a medida con cinta textil y luminarias de esferas de Luz Bilbao, que va instalada de suelo a techo.
Tres paneles de suelo a techo, de 2,75 metros de alto, con marcos de madera de roble y vidrio doble texturizado con tejido de lino jaspeado marrón, conectan este espacio con el salón. Una disposición que permite el paso de la luz y crea movimiento, mientras se garantiza la privacidad en la zona de sofás. Además, este separador actúa también como transición hacia la zona de trabajo, ubicada en una de las esquinas de la vivienda. A la izquierda de la entrada se sitúan la cocina y el comedor, que también se han delimitado del salón mediante paneles correderos que proporcionan privacidad a estas áreas desde el recibidor o el salón.
En el caso del recibidor, los paneles situados detrás de la consola son fijos, con un tejido en su interior de color marrón grisáceo oscuro. Sin embargo, los cerramientos que separan la cocina y el comedor del salón son de lino natural claro con textura.
La integración de los pilares en la zona de día se ha logrado gracias al empanelado de todos ellos, que los funde con el resto de elementos en madera, como el techo de casetones del salón, con una clara inspiración japonesa. Dos de los pilares estructurales se han empanelado integrándolos en la división de paneles correderos que separan la cocina-comedor del salón. El tercer pilar se ha transformado en un elemento central que organiza el mobiliario del salón, gracias a un mueble a medida que sirve de apoyo a los dos grandes sofás, dispuestos en L.
Lo más destacado del salón es el nuevo diseño de María Acha para el revestimiento de madera de roble natural del techo, que no solo aporta una atmósfera acogedora, sino que también lo conecta visualmente con la plataforma de la cocina-comedor, donde la madera es el material predominante. Además, cumple la función de definir el espacio destinado a salón. Por otro lado, la chimenea original de mármol se ha restaurado y se ha adaptado como chimenea de bioetanol con interior de ladrillo, pero respetando su estética clásica para no perder ni un ápice de personalidad.
En cuanto a concepto, los muebles de mayor tamaño, como los sofás de Rosita Design o la alfombra a medida de Kuatro Carpets, se han escogido en líneas sobrias y tonos neutros. En cambio, las piezas más pequeñas, como las butacas y las mesitas de vidrio soplado de Miniforms, añaden el toque más alegre y vibrante, tanto por su diseño como por su color.
La decoración de toda la casa se centra en tonos cálidos, rojizos y pimentones a juego con la madera, suavizados por elementos y piezas en colores fríos como el blanco, los beiges y los grises que consiguen resaltar los elementos cálidos dulcificando el resultado. Destacan los cuadros de Marina Arregi, escogidos especialmente para este proyecto en blanco y negro con motivos geométricos, siguiendo la estética lineal del techo. Las esculturas de círculos en color gris plomo, de Arbe, combinan con el atrezo negro y beige de las mesas de centro, arrastrando los tonos grises. Los jarrones color corinto, a juego con los textiles del sofá, han sido realizados a medida por Arbe mediante impresión 3D. Se han añadido también materiales naturales como la piedra, en jarrones y esculturas.
Situado junto a la entrada y frente al salón, el baño que da servicio a los dos despachos, funciona también como aseo de cortesía para invitados. Este espacio resume el espíritu de la casa, caracterizado por una esencia pura y austera en cuanto a volúmenes, pero con notas de contraste que aportan un toque más vibrante y optimista, acorde con la joven y activa familia que la habita.
Destaca el mueble de lavabo, en roble teñido, y el pavimento inspirado en la técnica Kintsugi, una técnica oriental que repara fracturas en la cerámica con barniz de resina y polvo dorado. Las líneas en tono bronce metálico del suelo, aportan brillo al espacio y combinan con los detalles de las griferías, tiradores y el radiador toallero, todos en el mismo tono.
Desde el salón, se accede al área central de la casa, que se encuentra sobre una plataforma que alberga la cocina y el comedor. Unos grandes paneles correderos de madera y vidrio separan esta zona tanto del salón como del pasillo que lleva a la zona de noche, proporcionando privacidad sin llegar nunca a aislarla por completo ya que el objetivo de esta cocina era crear un espacio de trabajo cómodo desde el que poder estar en contacto con aquellos que se encuentren en el comedor o el salón.
Los muebles de cocina son un diseño de María Acha que combina madera de roble y madera lacada con encimeras y contrapecho de Dekton. La solución de ubicar el mobiliario de cocina en el centro de esta zona ha permitido ganar un amplio espacio de almacenaje. Esta área central es la que menos luz natural recibe de toda la vivienda, por lo que se ha instalado un lucernario empotrado de vidrio con divisiones en metal y luz LED regulable en intensidad, que aporta la sensación de luz natural cenital. Para poder colocar este elemento sobre la isla de cocina, se optó por una cocina con sistema de extracción incorporada.
En cuanto la combinación de materiales, se ha buscado crear volúmenes lo más puros posibles, con mínimas juntas y cortes. Por ello, en la trasera de la zona de agua se ha diseñado una estructura completa con el mismo material de la encimera, que en su interior alberga un volumen de madera destinado al almacenamiento.
Siguiendo la misma línea estética de influencia japonesa que caracteriza la cocina, en la zona de comedor destaca el alistonado de madera de roble y el revestimiento de paredes, que también integra el cubrerradiador. Se ha buscado introducir el menor número posible de mobiliario para no restarle protagonismo a la escultórica mesa redonda de nogal. Las piezas de mobiliario de Miniforms, como la mesa de comedor, los taburetes de la cocina, las butacas de terciopelo y las mesitas de vidrio del salón, consiguen añadir otra capa de contraste y le dan un acabado más moderno y desenfadado al proyecto.
Para organizar esta zona de forma más eficiente y optimizar al máximo el almacenaje, se ha trasladado la zona de limpieza y lavadero a un espacio independiente dentro del área de cocina y comedor. En una de las esquinas, se ha creado un espacio cerrado, inspirado en las casas de té japonesas, que incluye una ventana y una puerta que recrean la estética de una pequeña construcción interior, a modo de 'casita lavadero'.
En el pasillo que se encuentra en la parte trasera de la cocina, hay dos zonas donde se han colocado murales de papel pintado de Glamora. Estas coinciden con los pasos abiertos a cada lado del mobiliario de cocina que conducen a la zona de noche. El objetivo es que se puedan ver desde la cocina, creando así interés y profundidad en el espacio.
En el dormitorio principal, se han utilizado tonos grises y elementos de madera para crear una atmósfera cálida. El enmarcado alistonado de roble de la pared del cabecero integra la cama con las mesillas de noche, a la vez que aporta un toque de color y textura. Para lograr un resultado ligero, se ha dejado un espacio sin revestir hasta el techo.
Al igual que en la zona de día, los dormitorios cuentan con pocos elementos decorativos, pero muy bien seleccionados. En este caso, la cama es una pieza de estructura única de diseño moderno y sofisticado, de Praddy, con cabecero complementado con almohadones y mesitas de noche a juego. El toque de diseño exclusivo lo proporcionan tanto las lámparas de lectura Oluce G.O. de Rosita Design, como la librería Ptolomeo.
El acceso al baño de la suite se realiza a través del vestidor. Se trata de un espacio amplio en el que la zona de lavabo se convierte en la protagonista absoluta, gracias al gran mueble redondeado de madera de roble y al gran espejo circular. Se ha optado por el uso de tres revestimientos diferentes en suelo y paredes, que, aunque armonizan, en términos de decoración y color consiguen crear contraste y volúmenes que enriquecen el espacio. En lo que respecta a la iluminación, se ha diseñado un foseado de luz indirecta en el techo, una hornacina con luz led en el interior de la ducha, focos en el techo y dos apliques en una de las paredes. Para la elección de colores, se ha usado una paleta de grises cálidos que armonizan muy bien con el tono oscuro de la madera del mueble, todos ellos a juego con los tonos utilizados en el dormitorio.
En el pasillo que da acceso a los otros dos dormitorios de la familia, se encuentra el baño que da apoyo estas habitaciones. Aunque se mantiene en su ubicación original, se ha redistribuido por completo y redecorado con nuevos materiales. Los propietarios tenían claro que en este baño debía de predominar el blanco, por lo que, para darle frescura y contraste, se decidió instalar un suelo de baldosas de Apavisa que simulan un patchwork de alfombra.
Originalmente, el inodoro estaba en primer plano, colocado ahí debido a la presencia de la ventana que impedía situar un espejo sobre el lavabo. Sin embargo, como ocurre en muchos casos, este obstáculo fue el que permitió a la interiorista crear una solución que se ha convertido en la esencia del espacio. María Acha decidió colocar el mueble del lavabo en primer plano, diseñando una pieza de roble a dos alturas con un módulo independiente que incluye un espejo giratorio justo al lado, resolviendo así el problema y añadiendo un toque distintivo. Para dinamizar el diseño de este mueble, se han creado dos alturas, una para el lavabo y otra para el tocador con espejo. El resultado final, tanto por diseño como por elección de materiales, es un baño cómodo, funcional y juvenil.
Proyecto e información: Cortesía de María Acha. Estilismo: Cristina Rodríguez Goitia.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).