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Situado en una de las alturas más privilegiadas de Vancouver, este ático, concebido por Erica James Design, se define por su paleta bicromática, las líneas definidas y sus amplios ventanales que enmarcan vistas de 180 grados sobre False Creek y Granville Island. “Nuestro objetivo era transformar el espacio para que emanara una atmósfera de calma y lujo atemporal”, comenta Erica James, fundadora del estudio que ha llevado a cabo la reforma. El entorno que rodea el apartamento se convierte en parte de la vivienda, generando una experiencia sensorial donde el interior dialoga continuamente con el paisaje exterior.
El equipo de diseño optó por una paleta monocromática, unificadora y atemporal, para infundir una atmósfera serena que invita a la contemplación. “Elegimos un esquema de color moderno y monocromático para evocar una atmósfera tranquila y armoniosa”, explica Erica. Este enfoque neutral permite que las vistas se conviertan en el verdadero protagonista, mientras que el diseño sobrio y la elección de materiales lujosos, como el roble blanco de tono frío de Listone Giordano y el cuarzo Super White, crean una estética sofisticada y funcional.
Cada estancia está minuciosamente planeada para ofrecer un balance entre calidez y modernidad. El uso de madera de roble en tonos chocolate, elegido sobre el negro para aportar una sensación acogedora, refuerza esta armonía en un espacio donde el minimalismo se enriquece con texturas y materiales. En palabras de Erica, “la mezcla de materiales y la textura natural de la madera crean un ambiente que combina lo masculino con un toque de confort”.
Uno de los mayores retos fue transformar la distribución original del ático, mejorando su flujo y su utilidad. El equipo eliminó las paredes de la oficina para reemplazarlas con paneles de vidrio, permitiendo que el salón y la oficina se conecten visualmente sin perder privacidad. “Queríamos que el salón transmitiera grandeza, por lo que optamos por sustituir el solárium por una despensa oculta y un ropero, lo cual mejora significativamente la circulación”, señala Erica. La planta baja cuenta con tres dormitorios y dos baños y medio, además de un espectacular patio en la azotea con vistas panorámicas de la ciudad. Este enfoque innovador se extiende a la cocina, donde las columnas estructurales, originalmente un obstáculo, se transformaron en un punto focal mediante su revestimiento en piedra y carpintería de roble. En el salón, una consola de mármol diseñada a medida oculta las tuberías visibles, delineando sutilmente la transición entre el área de estar y la oficina sin sacrificar la estética.
La inspiración para este diseño surgió de una visita de Erica James a Milán, donde exploró showrooms de alta gama que presentaban diseños modernos y líneas claras. “Quería traer un poco de esa sofisticación italiana a este espacio. La mezcla de roble oscuro, líneas limpias y divisores de vidrio que vi en Milán influyó en nuestro diseño para las puertas de la oficina”, explica Erica. La personalización es tal que, por ejemplo, el roble italiano “fue solicitado específicamente sin juntas ni nudos, cumpliendo con la visión de una superficie perfecta y continua en los suelos de las principales estancias”. Los toques de piel en el comedor y en las sillas añaden una textura atractiva, reforzando la atmósfera sofisticada del espacio. La diseñadora optó por detalles en bronce para la luminaria, los tiradores de la cocina y la escalera, todos hechos a medida por Iron & Ash, realzando la riqueza visual del espacio sin saturar el diseño.
Cada elemento del mobiliario y la decoración está cuidadosamente seleccionado para complementar la estética minimalista del penthouse. En el comedor, la mesa de Lock and Mortice y las sillas Spanish de Fredericia añaden un toque escultórico, mientras que la lámpara de Apparatus, envuelta en piel, aporta una nota masculina y elegante. En el salón, un sofá a medida de FFABB Home se acomoda junto a una alfombra de Art & Loom, cuya forma orgánica crea un contraste visual con las líneas angulares del resto del mobiliario.