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La renovación de este apartamento en Madrid, obra de Adam Bresnick Architects, es un ejemplo perfecto de cómo una intervención contemporánea puede respetar la esencia histórica de un edificio y, al mismo tiempo, responder a las necesidades de una familia moderna. Ubicado en un edificio de los años cincuenta, el proyecto de 79 metros cuadrados destaca por el ingenioso uso de formas curvadas y materiales contrastantes, logrando una integración armónica entre lo antiguo y lo nuevo.
El diseño inicial del piso seguía una distribución muy característica de la época: un largo pasillo conectaba la entrada con tres habitaciones que daban a la calle, mientras que la cocina y el baño estaban ubicados hacia el patio interior. Sin embargo, esta compartimentación excesiva no resultaba funcional para una familia contemporánea, por lo que la renovación buscó crear espacios más abiertos y fluidos. "La prioridad era adaptar el piso a las necesidades de una familia con un hijo mayor, proporcionando una distribución que ofreciera privacidad y al mismo tiempo conexión entre las estancias", comenta el estudio.
El nuevo diseño organiza las áreas principales en torno a un salón central, con dos dormitorios y sus respectivos baños situados a ambos lados, todos ellos con vistas a la calle. La zona que da al patio de la finca se transforma en un espacio multifuncional que incluye la entrada, un vestidor sin techo, una cocina con isla y una mesa de trabajo que también funciona como comedor. Esta distribución optimiza el uso del espacio y crea una sensación de amplitud, a la vez que se mantiene una clara zonificación de las distintas áreas.
Uno de los elementos más destacados del proyecto es el uso de formas curvadas, que actúan como un elemento de cohesión visual y funcional en todo el piso. "Las curvas no solo aportan una estética diferenciada, sino que también ayudan a suavizar la rigidez de las formas rectas originales del edificio", señalan desde Adam Bresnick. Las curvas están presentes en los tabiques que separan los baños y vestidores, así como en la isla de la cocina, la mesa de trabajo y los falsos techos. Este juego de líneas curvas crea una fluidez que conecta los espacios, al tiempo que los diferencia sutilmente.
Otra decisión clave fue dejar al descubierto el ladrillo visto en el muro de carga paralelo a la fachada, que delimita las tres estancias principales y el muro que da al patio. Con esto, se buscaba aporta carácter y autenticidad al espacio, estableciendo un diálogo entre lo antiguo y lo moderno. "Queríamos que el proyecto respetara la historia del edificio, y dejar expuesto el ladrillo original fue una forma de mantener esa conexión con el pasado", explica el estudio. Llama la atención el uso de yeso negro, utilizado para revestir los tabiques curvados. Además, en las tres estancias principales, se retiraron las múltiples capas de pintura de los techos y algunas paredes, revelando las texturas originales y reforzando la idea de preservar el carácter histórico del edificio.
El tratamiento del suelo es otro ejemplo de cómo el estudio ha trabajado el contraste de materiales para diferenciar los espacios. En las áreas comunes, como la cocina y el comedor, se ha optado por un gresite azul claro, que aporta luminosidad y continuidad visual. Este suelo contrasta con la tarima de roble, cortada a sierra, que se ha utilizado en los tres dormitorios. Un detalle arquitectónico que refuerza la conexión entre las estancias es un óculo que se ha insertado en una antigua ventana interior. Este elemento circular dialoga con las formas curvadas del diseño y permite que la luz fluya de un espacio a otro, creando una mayor sensación de apertura. "La luz es un componente fundamental en este proyecto. Queríamos que el espacio se sintiera conectado y abierto, y la introducción del óculo nos permitió lograrlo", explican desde el estudio.
En cuanto a las puertas, se han recuperado y decapado las originales, sustituyendo los vidrios antiguos por espejos que aportan privacidad en los dormitorios, pero al mismo tiempo reflejan la luz, amplificando visualmente el espacio. Este tratamiento de las puertas es otro ejemplo de cómo se ha buscado mantener elementos originales del piso, pero adaptándolos a las nuevas necesidades. Por último, la iluminación juega un papel clave en el ambiente general del apartamento. Se ha diseñado de manera cuidadosa, creando una atmósfera casi festiva que resalta la modernidad de la intervención. "La iluminación está pensada para subrayar los elementos curvados y los materiales contrastantes, aportando un toque lúdico y moderno al espacio", añade Bresnick.