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Situada en el histórico barrio de pescadores del Cabanyal, en València, Casa Ona es un claro ejemplo de cómo una vivienda puede transformarse respetando su identidad original, a la vez que se adapta a las necesidades contemporáneas. Este proyecto de rehabilitación, llevado a cabo por el estudio de Paloma Bau, ha sabido mantener la esencia mediterránea de la casa, construida en 1925, fusionando tradición y modernidad en cada detalle. Precisamente por ello, estamos ante una de las mejores reformas de 2024.
La vivienda, ubicada en un edificio protegido, pertenecía a los abuelos del actual propietario, un joven amante del mar que decidió recuperar esta joya arquitectónica para convertirla en su hogar. El objetivo era claro: respetar la arquitectura patrimonial de la casa y, al mismo tiempo, adaptarla a un estilo de vida moderno y funcional, inspirado en el Mediterráneo.
Antes
Después
El estado original de la vivienda presentaba espacios oscuros y compartimentados, que impedían el flujo de la luz natural. La primera intervención fue eliminar revestimientos innecesarios y abrir los espacios. De esta manera, se descubrió una hermosa estructura de madera con revoltón y un muro de carga que dividía las terrazas traseras. El suelo continuo, de color arena, fue una elección clave en esta reforma, evocando las amplias playas de Bolonia en Cádiz y creando una conexión visual entre las diferentes áreas de la casa.
La cocina y el salón, que ahora comparten un espacio abierto, son el corazón de la vivienda. En el centro de esta zona se encuentra una gran isla de color verde lavado, cubierta con azulejos texturizados y una encimera de silestone verde aturquesado, que recuerda el movimiento del mar. Los tonos neutros y los muebles de madera de roble aportan calidez y unifican el espacio, creando un ambiente acogedor y funcional.
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La paleta cromática elegida para el interior refleja claramente la influencia del Mediterráneo. Los tonos marrones y grises, junto con un azul profundo en el baño, evocan la Costa Brava y el mar abierto. Además, el mobiliario seleccionado incluye piezas como las sillas de madera y cuerda en el comedor, que refuerzan ese vínculo con el mar, mientras que los textiles de lino y algodón aportan un toque natural y suave a la decoración.
Uno de los elementos más destacados del proyecto es la fachada de la casa, que ha sido restaurada con un enfoque respetuoso hacia el patrimonio arquitectónico del Cabanyal. Los azulejos turquesa que la decoran y las persianas alicantinas de madera, tan características de esta zona, se han mantenido intactos, devolviendo a la casa su apariencia original. La carpintería de madera, cuidadosamente restaurada, añade un toque de autenticidad a la fachada, reflejando la historia de este barrio marinero.
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Después
El diseño de Casa Ona también ha incorporado soluciones ingeniosas para maximizar el espacio disponible. En la zona de día, un panelado de madera lacada oculta un trastero para las tablas de surf del propietario y un pequeño aseo, inspirado en las calas de Menorca. Este tipo de detalles no solo son funcionales, sino que también aportan un toque estético que se integra perfectamente en el conjunto del diseño.
En la zona privada de la vivienda, que incluye un despacho, un dormitorio con baño en suite y vestidor, se ha conservado el antiguo muro de carga de ladrillo rojizo. Las aperturas originales de este muro conectan los diferentes espacios, creando una fluidez visual que unifica el vestidor, el dormitorio y el baño. Los materiales y colores utilizados en esta parte de la casa continúan la misma línea cromática y natural que predomina en todo el proyecto.
Antes
Después
La iluminación ha sido otro de los aspectos clave en la reforma. Paloma Bau ha colaborado con la artesana Adriana Cabello para crear piezas decorativas hechas a mano, utilizando arcilla en diferentes texturas y acabados, que aportan un carácter único a cada estancia. La iluminación funcional, por otro lado, se ha integrado en techos y estructuras para destacar los detalles ornamentales sin restar protagonismo a los elementos decorativos.
En resumen, la rehabilitación de Casa Ona es un claro ejemplo de cómo un proyecto puede respetar la historia y el patrimonio de un espacio, mientras lo adapta a las necesidades de la vida moderna. Con una cuidadosa selección de materiales y una atención meticulosa a los detalles, el estudio de Paloma Bau ha logrado devolver a esta vivienda su esencia mediterránea, creando un hogar lleno de luz, funcionalidad y belleza.