Una pequeña edificación de 30 metros rodeada de un jardín experimental de 2.000 m2 que nada tiene que envidiar el parque del Retiro. Solo con contrastar estos números se sabe quién es el protagonista. Claramente, es este vergel situado en las faldas de la sierra de Gredos -valle del Tiétar, Ávila-, a solo un par de horas de Madrid, un proyecto que el paisajista Álvaro Sampedro comenzó en 2017 como zona de estudio, banco de pruebas, escuela para jardineros y showroom de su trabajo con plantas autóctonas y naturales.

Buscaba crear una superficie verde adaptada a las necesidades climáticas españolas. Al contemplar este edén, parece increíble pensar que hasta hace poco solo había una maltrecha cabaña de pastores, donde vivió una familia en los años 20 del siglo pasado, abandonada y derruida, y una parcela llena de mala tierra y demasiadas rocas. "Dando un paseo por la zona nos la encontramos y nos enamoramos de ella y de sus vistas. Por un camino muy accidentado y lleno de baches, que recorre tres kilómetros hacia las colinas, se accede ahora a este jardín, un verdadero santuario, un lugar que invita a reducir el ritmo y ser uno con la naturaleza", explica. Además, tenía un pozo que aseguraba suministro abundante de agua. En resumen, el sitio ideal para instalar su jardín experimental de plantas autóctonas, recuperación de variedades en extinción, prueba de resistencia a la sequía de especies para xerojardines y divulgación de paisajismo naturalizado.

La antigua cabaña se recuperó siguiendo los usos del lugar: piedra retacada, suelo de cemento pulido y paredes de mortero. Es la típica construcción vernácula de piedra con tejado a dos aguas. Un hallazgo de fortuna fue encontrar una antigua alberca de riego y almacenamiento de agua que se usa actualmente también para regar y refrescarse en verano. A pesar de su acertada puesta en escena, en la casa no vive nadie de forma fija; se usa esporádicamente cuando Sampedro y su equipo están trabajando en el terreno, reciben visitas de otros paisajistas y fotógrafos para estudiarlo o aficionados que se interesan. Con tan solo 30 m2 -pero muy bien aprovechados- es suficiente para ofrecer una zona amplia de cocina abierta, trabajo y estar; dormitorio y cuarto de baño. El terreno circundante también tuvo que ser rehabilitado.

Para realizar el jardín, Sampedro necesitó 20 camiones de sustrato y tierra, porque había mucha piedra de granito, aunque ésta también se puso en valor como forma estética y sustento de otras plantas. El resultado es un jardín que demuestra el estilo de diseño que abandera el paisajista, utilizando en su mayoría especies autóctonas ibéricas distribuidas de forma informal y relajada, que aportan movimiento y colores diferentes. "Son especies que quiero experimentar antes de usarlas en los jardines de mis clientes. Saber cuánto riego necesitan, cómo son de resistentes, además de mezclar texturas, colores y tiempos de floración", comenta.

El paisaje se viste de rosas, amarillos, blancos, violetas, de Lavandula multifida, con follaje fino y hábito de floración dos veces al año; Armeria pungen típica del sur de España; salvia; Thymus pulegioides, un tomillo de hoja ancha; Muhlenbergia capillaris con sus capullos de flores de color rosa intenso... Las formas bajas y abultadas de los arbustos mediterráneos se acentúan mediante podas para imitar el mordisco de las cabras característico de muchos hábitats locales. Todo está estudiado y cumple una función. Con su visión de futuro, Álvaro Sampedro es uno de los pocos diseñadores españoles que crean jardines sostenibles y basados en la naturaleza. Siente apasionadamente que deben estar guiados por el respeto y adecuación al medio ambiente. "Aquí en España, cada vez más gente está empezando a comprender que nuestro clima no es el adecuado para grandes extensiones de césped y césped, y comienza a buscar otras alternativas. Ahí es donde nosotros estamos para asesorar", concluye.

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Richard Bloom
Cambiar la carrera de abogacía y finanzas por el paisajismo demuestra la pasión de Álvaro Sampedro por la jardinería y su entorno. Es la misma que refleja en estas creaciones donde mezcla texturas, colores y tiempos de floración en un ambiente exquisito.
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Claire Takacs

Piezas de ebanista, un escenario de impresión y sombra acogen en un entorno que solo piensa en descanso y relax.

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Pablo Sarabia
Este emparrado de sombra es ideal para disfrutar del sol cuando los rayos empiezan a decaer, animado por la luz de los faroles en el suelo. Está tapizado con diferentes tipos de trepadoras que mezclan hojas, tamaños, velocidad de crecimiento... para estudiar su comportamiento. La mesa con sobre de teka fabricada por un herrero.


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Claire Takacs
Casi se puede oír a los pájaros cantar en este mágico enclave, donde se recuperó una antigua alberca que ahora se utiliza para almacenamiento de agua de lluvia que usan para riego y refrescarse en verano.
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Claire Takacs


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Claire Takacs
Estructura móvil para jardín realizada en plancha de hierro coloreada y firmada por el escultor Manuel Marín.
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Claire Takacs
Vista panorámica de la cabaña y el jardín de especies autóctonas y salvajes que se funden con el paisaje circundante y las montañas de la sierra de Gredos en una misma materia y color.

La construcción apenas se percibe -el interés está en el jardín- escondida tras una fachada emparrada en la que Álvaro Sampedro prueba cómo evolucionan diversos tipos de plantas trepadoras.

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Claire Takacs
Roca de granito del jardín revestida con musgo. Todas las rocas se riegan con difusores para conservar esta planta que está protegida.
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Claire Takacs
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Claire Takacs

Cocina, salón y zona de estudio, todo unido en un espacio funcional, pero cálido y armónico, por la presencia de elementos como la madera y la chimenea a dos caras.

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Pablo Sarabia
Los taburetes son marroquíes y la mesa de centro es una cama de campaña comprada en un anticuario, al igual que las sillas. En el techo, móvil, de Solito Mobiles.
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Pablo Sarabia

El paisaje se hace presencia desde cualquier ángulo. Una enorme cristalera de techo a suelo asegura esa funsión in & out, al igual que la elección de la madera y las fibras naturales.

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Pablo Sarabia
De Hábitat proceden la lámpara de pie y la mesita auxiliar. El resto de los muebles son de herencia familiar y recuerdos viajeros, junto con planos de paisajismo y libros de jardinería.

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Pablo Sarabia
La cocina es sencilla y funcional y en su estuctura puede apreciarse el tejado a dos aguas, típico de las construcciones de la zona. Una gran ventana ofrece magníficas vistas del exterior. En un primer plano, sillas de madera y ratán de herencia familiar y alfombra del mismo tejido natural en cuadrícula.
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Pablo Sarabia
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Pablo Sarabia

Cestas de artesanos de la zona utilizadas para recoger setas y colección de sombreros de los abuelos de Álvaro Sampedro.

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Pablo Sarabia
El único dormitorio sigue la línea sencilla del resto de la cabaña: una cama con cabero, de Zara Home; armarios de almacenamiento y cuarto de baño con puerta corredera en madera de roble claro. La chimenea, a los pies, es la misma del salón que se abre a las dos estancias con cerramientos de cristal.
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Pablo Sarabia
Otro detalle del dormitorio, con un estor en tela mallorquina, de Coordonné, y kilim viajero que llegó desde Pakistán.
Jardín de aromáticas y gramíneas rodeado de lentisco.
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Claire Takacs
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Claire Takacs

Aster en flor que alegra con su color violeta hasta noviembre, Phlomis russeliana, que florece de mayo a septiembre; y Achilleas (abajo) resistentes a las heladas y sequías. Una buena elección de especies permite disfrutar de los colores del jardín
casi en las cuatro estaciones.

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Claire Takacs
Achilleas.