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Cuando la interiorista Cristina Peña recibió el encargo de reformar este piso, su principal objetivo era convertir los 70 metros cuadrados de la casa en un espacio cómodo y relajado, donde los propietarios pudieran disfrutar de sus vacaciones de verano.
La distribución original del piso era muy rígida y compartimentada, propia de las promociones de los años 90. Para empezar, el espacio desaprovechado del pasillo dejaba en un lateral una pequeña cocina y un estrecho salón. Además, la distribución del dormitorio en suite tampoco era cómoda, y la terraza quedaba en segundo plano, ya que no se integraba visualmente con el interior. Por último, faltaban armarios y almacenamiento, y la madera de cerezo en puertas y muebles restaba luz al ambiente.
La reforma del piso siguió el proceso habitual. Lo primero fue conseguir una buena distribución, buscando amplitud y el aprovechamiento de cada centímetro, para después aplicar materiales y color que dieran luminosidad y sentido al conjunto. Con la nueva propuesta, se eliminaron tabiques innecesarios y se movieron otros, logrando un espacio mayor en la sala de estar y cocina, y ampliando la vista a la terraza.
El espacio se ordena ahora con la disposición del mobiliario, y la luz exterior llega a toda la vivienda.
Al tratarse de un piso de playa con arena muy fina, Cristina Peña descartó el parquet natural y optó por el gres porcelánico. Era la mejor opción por su fácil limpieza, dureza y durabilidad. Los materiales naturales, como la madera de roble y el mimbre, los dejó para el mobiliario, buscando la calidez y el toque mediterráneo.
La cocina abierta, con el comedor anexo a la isla, se situó en el centro del espacio, convirtiéndose en el corazón del hogar. Los tiradores dorados le aportan personalidad y el toque de color, mientras la madera de la mesa de comedor y las piezas de fibras naturales añaden calidez.
Las paredes y techos de color garbanzo hacen resaltar el blanco del mobiliario, y el revestimiento de lamas blancas aporta el aire marinero al piso.
Junto a la cocina, se dispuso un pequeño cuarto para lavandería, despensa, utensilios de limpieza y caldera, todo a la vez.
El único sofá del salón, de grandes dimensiones, resalta con su tapizado marfil sobre la alfombra natural. La interiorista añade que "las alfombras no pueden faltar en un salón". Según ella, es el elemento que ordena y sitúa los muebles en el espacio, cierra el conjunto y aporta calidez.
La mesa de centro redonda facilita el paso a la terraza.
En la suite, se decidió colocar el lavabo fuera del aseo, cerrando solo lo necesario y facilitando el uso independiente de la ducha y el inodoro. Para integrar el lavabo con el resto de la habitación, se usó la misma iluminación, madera y tiradores dorados que dan continuidad al conjunto. Este lavabo abierto, además, se convierte en el tocador.
Para el cabecero de lamas marineras se aprovechó un hueco entre pilares. Asimismo, la nueva posición de la cama permite tener un espacio para armarios, creando de este modo una zona de vestidor.
El dormitorio doble se solucionó cambiando la posición de las camas para optimizar el espacio, y repitiendo el mismo cabecero de lamas de madera en color blanco que en la suite para unificar el conjunto.
El aseo de cortesía, todo en blanco, cuenta con el mismo revestimiento de lamas en las paredes. El mueble en curva facilita el paso, mientras la mampara de cristal aporta amplitud a sus escasos metros.
Según Cristina Peña, "qué bien estoy aquí" es lo mejor que te puede decir un cliente, y en este caso, esa sensación de bienestar se nota desde el momento en que entras en este sencillo y bonito piso.
Proyecto e información: Cortesía de Cristina Peña.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).