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Aunque las casas con espacios abiertos se han convertido en las más deseadas en los últimos años (especialmente, desde la pandemia), lo cierto es que este tipo de distribución, pese a sus múltiples e indiscutibles ventajas –como la luz natural o la amplitud–, no permite el refugio interior, la videoconferencia con el equipo o ese ansiado momento de paz solitaria. Por eso mismo, en esta casa familiar de Sant Cugat del Vallés, Barcelona, el estudio de arquitectura e interiorismo de Egue y Seta optó por ''abrazar la segregación natural de los espacios, por estancias, por horario de uso o por vocación, abriendo, eso sí, ventanas y balcones interiores que, a través de celosías y cristaleras enmarcadas, nos muestran un paisaje por el que solemos pasar a diario sin apenas darnos cuenta: nuestros hijos creciendo, la familia cenando, tu pareja riendo…''.
El vestíbulo, aparte de recibir, funciona como teaser de todo lo que veremos en la casa: las líneas puras y ortogonales complementando los arcos y las formas redondeadas; las paredes bañadas de patrón y color; los paneles móviles de cristal o las celosías de roble retroiluminados sustituyendo los antiguos paramentos opacos; una caja de escalera semiabierta y depurada en sus líneas y acabados; y una colección ecléctica de mobiliario, atrezo e iluminación que integra referencias minimalistas, nórdicas, earthy, provenzales y urbanas.
A mano izquierda, se dispone una consola con espejo de la colección Tidder (La Redoutte) que refleja. En el otro extremo, un armario de tres puertas lacadas en verde eucalipto que se abre, por un lado, hacia un ropero, y por otro, hacia un aseo de cortesía protagonizado por el papel pintado floral y los accesorios, la grifería y un aplique luminoso de Ichiro Iwasaki para Vibia (modelo Pin), acabados todos en negro metalizado.
La cocina, aunque en su extremo más interior se vuelque sobre el comedor a través de un umbral profundo que hace de desayunador, de bar y de pasaplatos, en su mitad más exterior o próxima a la fachada, muta por completo el color de sus frontales, sus revestimientos y su decoración para crear un comedor interior con banco lateral que, apoyado sobre una gran pared de espejos, se refleja a sí mismo bajo el potente baño de claridad matinal que entra por la ventana duplicada.
A lo largo de toda su longitud, los frontales lacados enmarcados, los tiradores e interiores de madera en conjunción con un azulejo de apariencia manual y esmaltada, aportan calidez, color y textura a lo que, de lo contrario, sería un espacio quizás excesivamente frío por luminoso.
Por último, en esta planta encontramos un salón enteramente integrado a una zona de barra y otra de comedor. Para ello, el espacio reviste sus paredes longitudinales en sendos muebles fabricados a medida en madera, hierro y estriados lacados en color blanco, que permiten el almacenamiento decorativo a la izquierda mientras organizan, a la derecha, el espacio destinado a la consola de la televisión, para la chimenea y el almacenamiento de la leña; y un banco con almacenamiento para el comedor, en la porción más próxima a la escalera. Aquí, los verdes lacados que coloreaban la cocina y el recibidor corren a cargo de la vegetación que vemos ahora como telón de fondo, fuera, mientras que en el interior todo va de grises cálidos, fibras neutras y vetas de roble natural eventualmente subrayadas por estructuras de hierro negro. Aquí todo es mullido, amplio, versátil y confortable.
Si lo que buscamos es recogimiento, intimidad, asilamiento, concentración o simple descanso, debemos entonces subir. En la primera planta nos recibirá, a la derecha, una habitación en suite que propone como separación entre el cuarto de baño y la cama, una persiana fija y vertical de madera sobre la que se dispone un mueble mixto de lavabo y tocador fabricado a medida en resina, estructura metálica y frontales estriados en color verde liquen. Tras este, se ubican convenientemente los habitáculos de ducha y sanitario semiocultos mediante discretas mamparas de cristal estriado. Del otro lado, nos espera un dormitorio situado bajo una pared empapelada y floral, sobre la que se recorta un cabecero tapizado en gabardina color topo y dos mesitas de noche de madera, sobre las que cuelgan un par de lámparas decorativas de cristal tintado que complementan la iluminación arquitectónica, cálida y lineal que se esconde tras una cornisa remarcada en roble. Más allá de este conjunto y tamizados por los visillos de lino, se cuelan las vistas y los atardeceres. Más acá, y a los pies de la cama, los armarios con sus impolutos frontales blancos se interrumpen, únicamente, para alojar un breve escritorio con sus estanterías pobladas de libros y macetas.
En el extremo opuesto de la planta, están las habitaciones de los niños. Aunque son dos los hijos y las estancias, sus padres han preferido reunirlos a las horas de dormir y jugar, y por esto, uno de los espacios guarda sus sueños y sus historias de antes de dormir sobre las dos camas, mientras que el otro distribuye el habitual repertorio de juguetes por el suelo y un peg board alpino, escalable y decorativo por las paredes.
La última planta de la casa acoge la buhardilla, donde se concentran todos los usos menos cotidianos. Aquí, frente al inmenso armario audiovisual, a dos aguas y colores, o sobre ese gran sofá-cama, se presagian largas sesiones de pelis en familia, pero también invitados durmiendo cómodos y sin ser molestados. Durante el día a día, y mientras todos estén fuera y abajo, la porción baja y abierta de este mueble-pared se ofrece quizás como un nicho ideal para conectarse en remoto y trabajar desde el hogar. Hacia un lado, y bajo la luz de una lámpara de mimbre o del sol poniente, en cambio, encontraremos un rinconcillo de paz y de lectura, ideal para esa cabezada no planificada.
Proyecto e información: Cortesía de Egue y Seta.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).