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Un cofre de tesoros vintage que se ilumina de color: así es Joyous House, un proyecto de Acha Zaballa Arquitectos en el que se celebra una feliz unión de pasado y presente. Situado en Castr0 Urdiales, una localidad costera de Cantabria.
El interés del estudio de arquitectura se ha centrado en" insuflar nueva vida a esta propiedad incluida en la lista de edificios protegidos del patrimonio de la ciudad. La casa original, diseñada a principios del siglo XX, es el resultado de la introducción del Modernismo con un cierto atemperamiento, probablemente debido a la naturaleza embrionaria del estilo en el contexto local de 1900, ya que el arquitecto Leonardo Rucabado diseñaría edificios de estilo mucho más Art Nouveau en la misma ciudad en los años siguientes.
El piso ocupa la segunda planta de un edificio histórico de principios del siglo XX en el que conviven diferentes estilos. El edificio de Leonardo Rucabado presenta elecciones racionales en la distribución de los espacios que aparecen fluidos y sin funciones preasignadas. Al mismo tiempo, se entrega a digresiones neoclásicas y toques decorativos Art Nouveau. El resultado de esta mezcla es un microcosmos ecléctico que el equipo creativo ha mantenido intacto en la medida de lo posible, optando por intervenciones mínimas que no distorsionan y, por el contrario, realzan el alma de la casa.
Entre los tesoros recibidos como dote del pasado se encuentran los altos techos y las generosas ventanas que se asoman al puerto, inundando las estancias de luz natural, las elegantes cornisas de escayola, el revestimiento de madera estriada y la chimenea embellecida con toques ornamentales. Para actualizar todos estos elementos, los arquitectos adoptaron la solución menos invasiva y más rotunda: el color.
Una paleta de colores decididamente pop es la descarga eléctrica que hace vibrar los espacios, haciéndolos inmediatamente contemporáneos y llenos de personalidad. De ahí el adjetivo alegre con el que se identifica la casa: el color aligera y trastoca el legado del pasado, haciendo que incluso lo formal sea lúdico y desenfadado. Así lo evidencia ya la puerta de entrada, pintada de un precioso rojo cereza que es toda una explosiva declaración de intenciones.
A su alrededor, en un cortocircuito arco iris, las paredes blancas se alternan con suaves pinceladas de azul claro en la carpintería y las puertas interiore), mientras que los techos varían del rosa al azul claro y al naranja y la chimenea se viste de un verde atrevido.
A veces la sorpresa está en los detalles, como la única puerta de un armario de madera del dormitorio bañada en un irreverente azul cobalto.
Si el cuarto de baño es una pequeña joya retro con azulejos y accesorios de época, la cocina aventura la única desviación real de la distribución original. De hecho, integra una gran estructura arqueada de pino que enmarca los electrodomésticos, combinada con mármol verde oscuro con un veteado espectacular.
Si a esto añadimos el patrón decorativo de los azulejos, el techo azul cielo, el frigorífico azul cobalto y el suelo rojo, obtenemos un concentrado vitamínico que no teme a los contrastes y que resume a la perfección el espíritu extravagante pero conservador de una restauración poco convencional.
Más información: Estudio de arquitectura Acha Zaballa.