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Pink Apartment, esta casa totalmente rosa solo podría llamarse así, y es que además de ser un un acto de amor es también un atrevido experimento de la arquitecta Nadia Orecchio, que también vive en la casa, junto a un gato, tres perros y su pareja, Giovanna Siliprandi, que inspiró la obra desde el principio.
Se puede decir que la casa se inundó de rosa para parecerse a ella, haciéndose eco de su elegancia y cabello rojo. El resultado es un interior romántico y pop a la vez, en el que cada detalle, desde las cortinas hasta el techo, pasando por la cama del gato, interpreta su propia versión del rosa. Así, una vez cruzas la puerta de entrada te olvidas del mundo real, para transportate a una atmósfera extravagante y de cuento de hadas que parece salida de la pluma de Lewis Carroll. Sin embargo, no estamos en el País de las Maravillas, sino en Milán, en Via Paolo Sarpi, y esta magia rosa no es el resultado de un hechizo sino de mucho trabajo.
“Transformar este apartamento fue un verdadero desafío”, comenta la diseñadora, “una hazaña debido a la complejidad de las elecciones estilísticas, las combinaciones cromáticas y geométricas. Y finalmente, con el objetivo de transformar un apartamento tradicional de tres habitaciones en un ambiente moderno y muy personalizado”. La casa ocupa una superficie de 75 metros cuadrados, en la que la fascinación por el pasado dicta el estilo, además del color. De hecho, Giovanna es anticuaria y Nadia amante del arte antiguo y moderno. Y así destacan piezas muy interesantes sobre el fondo rosa, como la auténtica mesa Frattino del comedor, las originales sillas Thonet y el rinconero del siglo XIX del salón.
A esto se suman obras de arte contemporáneas, incluidos tapices de Thomas De Falco, pinturas de Pino Pinelli e ilustraciones de Giuseppe Ragazzini, que comparten escena con íconos rusos, acuarelas del siglo XIX y exvotos. De la paleta rosa emergen notas neutras pero también toques esporádicos de color más vivo, como el rojo del sillón Molteni&Dada, que se combina con el de la cocina Smeg. Destellos vibrantes que armonizan con el cuadro general, contribuyendo a crear una atmósfera femenina y resolutiva, la de un sueño que no se queda en lo abstracto sino que se impregna de cotidianidad y amor.
Información: @nadiaorecchio
