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Antes de la reforma, este piso de 120 metros cuadrados situado en el barrio barcelonés de Sant Gervasi, no cumplía las necesidades requeridas por sus propietarios, una pareja con dos niñas de 4 y 8 años. Al entrar, había un gran recibidor que daba paso a un largo pasillo oscuro donde se encontraba la cocina con office, con una habitación de servicio y un pequeño lavabo.
A través del pasillo se llegaba al salón, iluminado por la ventana de la terraza a la calle, y mediante este, un nuevo recibidor daba paso a las tres habitaciones que compartían un baño: el dormitorio de matrimonio con luz exterior, y las otras dos habitaciones con vistas a un patio interior.
El equipo de interioristas de MCP Estudi, se encargó del proyecto de reforma y decoración. Tras su intervención, la vivienda consta de cuatro zonas independientes pero con un lenguaje continuo.
Los materiales de la vivienda se escogieron con un concepto atemporal, con la intención de que perdurasen en el tiempo. La madera de roble natural (usada en tabiques correderos, pasos, suelos y cocina), el hierro lacado negro en puntos concretos, y la laca en mobiliario, fueron los elegidos. Junto a otros más actuales (como los listones de madera, el papel pintado o el micro cemento), concibieron un estilo propio, el mismo que desprende la familia, fresco y acogedor.
La iluminación también fue clave para crear diversas sensaciones en función del momento. Así, las luces indirectas (en el techo a través de foseados, en mobiliarios fijos realizadas de obra y también con lámparas estratégicamente colocadas) pensadas para los momentos de tranquilidad y descanso, conviven con la iluminación general, estudiada con rigurosidad, para el uso diario.
Más almacenaje en las zonas de paso
Las zonas de paso se aprovecharon para instalar almacenamiento, y como antesala de las habitaciones. En el recibidor de la entrada se creó un ''trastero semiabierto'' con una gran puerta corredera, para dejar todo lo que se usa en el exterior (bolsos, chaquetas, bicis, patinetes…). Por otro lado, en el recibidor de las niñas se instaló un espacio con armarios para el almacenamiento de uso diario.
En el pasillo, los armarios ocupan todo el espacio, tanto en longitud como en altura.
En ambos casos se jugó con los materiales, con puertas hasta el techo e iluminación directa e indirecta, dando personalidad a la zona de paso.
Salón-comedor-cocina: el núcleo familiar
El antiguo dormitorio principal se transformó en una cocina con luz natural y abierta al salón. A través de los materiales, la iluminación y el mobiliario, se separaron visualmente las áreas de salón-comedor-cocina.
En la cocina, el diseño y la funcionalidad van de la mano. Los materiales escogidos fueron los mismos que en el resto del piso: madera de roble natural y laca en el mobiliario. En este caso, se le dio un punto de diseño con los rastreles en los muebles altos y en el frontal de la península, potenciando su visual con el contraste de la laca escogida, creando un núcleo cálido y acogedor.
Para la familia, esta área debía ser apta para trabajar y comer los cuatro sin necesidad de usar el comedor, donde las niñas pudiesen hacer sus tareas, o los invitados se tomaran unas copas mientras se cocinaba. Todo ello se consiguió instalando una península al lado del gran ventanal (que contiene un espacio con taburetes por los dos lados, y una zona de almacén).
En los dormitorios, funcionalidad para las niñas y máxima privacidad para los padres
Tras la reforma, el dormitorio de las niñas dispone de doble acceso desde el recibidor y el pasillo, y está conectado a una sala de juegos polivalente (que podrá ser una futura habitación) siempre a través de tabiques correderos a techo.
La antigua cocina y zona de servicio se convirtió en el dormitorio principal, con baño en suite y vestidor propio. Del mismo modo, el acceso se realiza a través del pasillo o zona de paso, y queda aislado del resto de habitaciones.
Dos baños con dos estilos muy distintos
Los dos baños se trataron de manera distinta, teniendo en cuenta que uno sería para la pareja y otro para uso exclusivo de las niñas. En el baño de matrimonio se emplearon materiales sofisticados (cerámica y microcemento), realzándolos con luces indirectas y colores sobrios para asemejarse a un spa.
La zona del lavabo se independizó de la ducha y el sanitario, ya que está abierta al vestidor, pero mantiene la esencia con los mismos tonos y estilo.
En el baño de las niñas se buscó algo más fresco, divertido y atemporal, mezclando materiales que en el futuro se podrán modificar sin tener que hacer una gran obra. En concreto, se combinó una cerámica blanca neutra en la zona de ducha con una pintura rojo burdeos y un papel Vescom efecto terrazo.
Proyecto e información: Cortesía de MCP Estudi.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).