Cuando vimos el piso, supimos que era nuestro hogar definitivo”, recuerda la dueña de esta casa en Zaragoza. “Era amplio y necesitaba imaginación, porque el estado no era bueno. Pero tenía muchas posibilidades, luz… y la zona nos encantaba. Si a eso le sumas que soy una loca de la decoración, y que a mi marido y a mí nos encantan las reformas, disponíamos de los ingredientes perfectos. Aunque teníamos las cosas claras, queríamos asegurarnos de que se nos habían ocurrido todas las opciones posibles. Y nada más lejos de la realidad. María José Navarro, la arquitecta en quien confiamos el proyecto, nos presentó infinidad de posibilidades. Desde el principio congeniamos. Su experiencia y vitalidad hizo que se convirtiera en el pilar fundamental en el que nos apoyamos durante toda la reforma”. Sobre la casa, Navarro explica que “tenía el espacio mal distribuido y no aprovechaba su buena orientación”.
“Con los propietarios —continúa— hubo desde el primer momento buena conexión y resultó muy fácil trabajar en equipo, ya que sus prioridades para la casa coincidían plenamente con las mías: ampliar los espacios, hacer llegar la luz natural a aquellas estancias oscuras y crear una zona de día lo más conectada y amplia posible, buscando ante todo funcionalidad y un ambiente acogedor”. La renovación fue por fuera y por dentro “con nuevas instalaciones de fontanería, electricidad, calefacción y aire acondicionado, y un suelo laminado con bastante tono que aporta calidez, contrasta con las paredes claras y contrarresta la estructura moderna de la casa, con pilares de hierro al descubierto”.
Dos claves de la reforma para ganar metros, amplitud y luminosidad. 1) Eliminar el pasillo e integrar sus metros en un nuevo salón. 2) Levantar un murete con cristalera hasta el techo para dar privacidad a la zona de estar y facilitar que llegue luz natural al recibidor.
El recibidor de esta vivienda está conectado visualmente con el salón. Aunque la presencia de fibra vegetal y un banco vintage recrean el estilo de un coqueto rincón al aire libre.
El comedor se aleja ligeramente de la ventana para ceder la máxima luminosidad a un rincón de lectura. A cambio, tiene más espacio para él. Su posición se centra y resalta con la presencia de una lámpara de techo cristalina.
Genial, este rincón apetecible. “La consola me la regaló mi prima. Ella la compró al propietario de un palacete de Barcelona. El cuadro lo ha pintado mi madre: es aficionada y no me puedo sentir más orgullosa”.
El busto “está hecho por mi marido, que es un artista” —aclara la dueña de la casa—. “Se inspiró en los premios TP de Oro”. Ocupa un lugar destacado en la mesa de despacho, heredada, de 1940.
“Somos amantes de los espacios compartidos, de la luz, y la única manera para conseguirlo es tirando tabiques. Por eso teníamos claro que queríamos una zona espaciosa que comunicara el salón, el comedor y, además, la cocina. De esta forma la luz se cuela por todos los rincones” nos explica la propietaria de la casa. Reforma, de la arquitecta María José Navarro, del estudio Nasezen.
Feliz en su nueva casa. La propietaria destaca de ella “su amplitud, su capacidad, su luz… Para nosotros era fundamental que fuera práctica, acogedora, funcional y adecuada para nuestra familia”. Y así es.
“Quisimos abrir un ventanal al cuarto de juegos. Aunque parezca mentira, es un búnker, no se oye nada, sin embargo nos vemos. La mesa era de mi abuela, que la tenía tapada con un mantel. Cuando la descubrí, no pude evitar pedirle que me la dejara y le compré otra redonda muy sencilla, total… iba a estar tapada”.
“En un principio, se valoró colocar el cuarto de juegos en la entrada, luego se fue moviendo, y con la idea de la ventana encontramos la solución perfecta”, explica la propietaria. “Se ha convertido en uno de los elementos más atractivos de la vivienda”, señala la arquitecta María José Navarro, quien a continuación aporta más detalles”. La familia tenía claro que necesitaba una sala de juegos amplia donde los niños pudieran tener su espacio de dispersión, zona de lectura o trabajo… aislada acústicamente para que permitiera hacer vida con cierta tranquilidad en el salón. Para ello, decidimos abrir este gran ventanal en el tabique de separación; un diseño realizado a medida, creado con un marco de madera laminada de roble”. “Este gran cajón, que se convierte en banco, permite la comunicación visual entre ambos espacios, pero tiene un cristal gracias al cual se asegura el aislamiento acústico y la tranquilidad en la zona de comedor y salón”.
“En el piso de donde veníamos ya teníamos una cocina abierta y estábamos encantados. Mi marido es el que cocina, disfruta y pasa allí mucho tiempo. Por eso y porque somos muy familiares, queríamos un espacio conectado con la zona de la casa en donde más vida se hace. Dicen que las mejores conversaciones se tienen alrededor de la cocina y por eso pusimos la isla: es espaciosa, para tener siempre una oportunidad de pararte y charlar, de compartir”.
“No encontrábamos ningún cabecero que nos gustara. Sin embargo, las molduras nos encantan y fue una excusa perfecta para ponerlas. Dan otro aire, más luminoso y exclusivo”.
Paredes limpias y serenas ayudan a los peques a la hora de dormir. Pero hasta que llegue ese momento, los textiles y el tipi ponen el aire festivo en este territorio, tan alegre como ellos.
A las habitaciones infantiles, qué bien les sienta la creatividad. Este león que recuerda a un espejo sol es original, divertido y un detalle ideal para decorar las paredes de su dormitorio.
Se merece un 10. El mueble de estilo vintage y cottage actualizado, junto a las notas cálidas de la madera, la fuerza del negro y la luminosidad del blanco, componen este baño de estética impecable.