Vivían en Barcelona, en un piso amplio y con buenas vistas, pero ella sentía que les faltaba algo. ¿Qué podía ser? La respuesta llegó un domingo cualquiera regresando de Girona tras visitar a los suegros. En efecto, a su hogar le faltaban un par de abuelos.
Como por arte de magia, mientras contemplaban la imagen de WhatsApp de la abuela, se dieron cuenta de que, tras ella, aparecía un cartel que anunciaba la venta de un piso. Su futuro piso. Porque en aquel momento, y tras echar números sobre lo que les costaría desplazarse cada día a Barcelona para ir a trabajar, decidieron mudarse a Girona y tomar las riendas de su nueva (y confortable) vida en compañía de unos niñeros incondicionales.
Aquel piso de 172 m2 era una postal, quizás demasiado fiel, de los años cincuenta. Un festival de terrazos y baldosines repartidos entre demasiadas habitaciones más bien pequeñas, atestadas de mueble clásico español y toneladas de madera. No todo era tan "blanco y negro" en cualquier caso. La casa, aunque excesivamente compartimentada, tenía sin embargo una muy buena dimensión en conjunto, y casi todas las habitaciones miraban sobre unas bonitas vistas y quedaban bañadas de un montón de luz natural.
La tarea entonces consistía en desvestir enteramente suelos y techos y replantear, de forma acorde con los estilos de vida actuales, la ubicación de casi todas las paredes. Ahí donde funcionaba una lavandería para limpiar la ropa de un batallón, se acabó montando un home-office acristalado que cuando cierra sus cortinas funciona como habitación de invitados, y cuando permanece abierto se integra visualmente al comedor con toda su luz natural y su terraza balcón.
Lo que fueron en el pasado tres habitaciones pequeñas, es hoy y tras la reforma, un generoso y acontecido espacio de salón-comedor-cocina que incorpora a su trazado los metros cuadrados de los pasillos y la circulación para lucir aún más extrovertido y amplio.
En la parte más íntima de la casa, dos de las habitaciones originales se fusionaron en un dormitorio principal en suite (con cuarto de baño y vestidor); mientras que el antiguo tendedero dio lugar a una segunda habitación infantil.
A nivel estilístico las opciones fueron poco a poco combinando la necesidad de calidez y claridad de los clientes con las pinceladas de color, patrón y textura que querían incluir en su nuevo hogar relocalizado.
Hay en este piso, sin embargo, algo sumamente valioso y hermoso que las fotos no dejan ver. Algo mejor que cualquier acabado de lujo, o más bonito que la más famosa de las piezas de mobiliario de diseño. En este piso hay abuelos. De esos que no se pueden comprar ni diseñar ni cambiar por otros mejores. De esos que "hacen hogar" apenas entran. Hay quien tiene buenos vecinos. Un lujo. Pero el que puede llamar a la vecina "mamá", es definitivamente muy afortunado...
Y eso vale oro... Eso compensa reformas, mudanzas, desplazamientos, teletrabajo o lo que sea, pues todo es poco cuando la posibilidad de "volver a casa", de verdad y cada día, se asoma.
Proyecto e información: Cortesía de Egue y Seta.
Aránzazu Díaz Huerta es experta en decoración en Nuevo Estilo, por eso ha convertido su hogar en una especie de pop up store de las últimas tendencias, y por eso disfruta tanto elaborando contenidos sobre interiorismo. Además, se lo pasa genial buscando los hoteles más originales del mundo para sorprender a sus lectores. Le apasiona todo lo que tiene que ver con el hogar, pero también la moda, la belleza, el lifestyle y las mascotas, y aunque no tiene cuenta en TikTok, no se pierde ni un solo trend.
Se graduó en Comunicación Audiovisual en 2016 en la Universidad Pontificia de Salamanca, y continuó sus estudios con un máster en Periodismo Cultural por la Universidad San Pablo CEU. En el verano de 2017, hizo el curso de Escritura Creativa en la Escuela de Escritores de Madrid. Y cuando llegó la pandemia, se refugió en el Curso Online de Periodismo Especializado en Moda, Belleza y Estilo de Vida de la revista Vogue en Condé Nast College Spain. Además, como buena cinéfila que es, ha colaborado en el libro ''El clasicismo en el cine. Una mirada intergeneracional'', de D. Pedro Sangro Colón y D. Miguel Ángel Huerta Floriano.
Antes de comenzar su trayectoria en el mundo del periodismo freelance, pasó por la Cadena Ser de Oviedo y la revista cultural El Duende. También tuvo su propia columna de opinión en el periódico Salamanca RTV al día.
Desde el año 2017, colabora como redactora de contenidos online en Mi Casa, Nuevo Estilo y otras revistas del Grupo Hearst, incluyendo el departamento de Branded Content. En su tiempo libre, escribe relatos de ficción y no ficción, habiendo publicado en la revista literaria Fábula, y hace fotografías de paisajismo (especialmente, de lugares donde haya flores).